
En esta ocasión vuestro intrépido vaqueiro favorito se ha aventurado a cruzar el Mediterráneo seducido por los cantos de sirena (im)procedentes del Bósforo. La visita de mis progenitores era un motivo ya más que suficiente para celebrar el día del padre en Turquía. Añadimos la presencia de mi grandes amigos Baudilio Kebab (representante de IDEPA en Istanbul) y Juaquistóteles (IDEPA que cambió el Piles por las Termopilas). Entonces esto ya es la teta con careta!! Y si a todos estos irrechazables argumentos les sumas las palabras edulcoradas con la fina prosa de Don Gonzalo Redondo - profesor de Marketing Internacional y Gurú del Below the Line- describiendo la esencia de la antigua Constantinopla, (“Estambul es una de esas ciudades que viaja más por ti que tú por ella”, “entretenida en la más amplia acepción de la palabra, no da opción a la pausa”, “Atmósfera que a uno sólo le permite opciones irreversibles”) no quedaba otra opción que lanzarse a la aventura en el Turkish Airlines de las 3:50 am. Por cierto es la primera vez que hubiese repetido la comida del avión así como que no quiere la cosa hasta quedarme como un “gochín”. Feliciten al cocinero de mi parte.
Habibis por arkadas (amigo traducido al árabe y al turco respectivamente), taxis negros por amarillos (amantes del zig-zag, tres en raya y adelantamientos por la derecha) y la omnipresencia de Ataturk en cualquier monumento, peluquería, edificio o tienda de barrio cual cartel de la Feria de Muestras de Tineo a finales de Abril por el occidente asturiano. También por qué no decirlo la posibilidad de hacer un poco de vida europea a lo loco, a lo “pollín” pues esta sensación es la que se palpa en sus bulliciosas calles, incluso en su parte asiática. Poder pedirte una cerveza en casi todos los chigres, ver a una rusa bailando en la barra de un bar reggeaton mientras en camarero la pone on fire con Jack Daniels y una cerilla no tenía precio para mis adormilados sentidos en cuanto a canallismo y picantismo se refiere que se desperezaron en menos de lo que tarda Tini A. en comer un pincho de tortilla.
Los cuatro días de pasión turca se resumen en visitas culturales con la familia, pitanzas a base de Kebabs y demás delicatessen locales, Efes Pilsen, algún whisconsin que otro del duty free, dar voces, decir “préstame po’la vida”…En definitiva lo que suele hacer un asturiano cuando se junta con más de su misma especie.
¿Qué hacer durante una visita a Istanbul?
Mezquitas, la azul of course, Santa Sofía, Las Cisternas, Gran Bazar para regatear cual Messi con flemón y conseguir falsificaciones de aceptable calidad, pillarse zumos naturales de fruta por la calle recién exprimidos para combatir la resaca, cruzar a la parte asiática en ferry , comer ahí pescadito frito y comprar unas gafas 32” a un pobre hombre sin dientes que por vender, vendía hasta las reliquias familiares más intimas…preguntar a los “taksis” por Güiza y observar la cara de asco que ponen, el Palacio Topkapi , subir a la Torre Galata para tener una panorámica general de la urbe y dar voces hasta conseguir que se escandalicen las gaviotas que esperan que se les caiga algo a los pacientes pescadores de los numerosos puentes que comunican en la ciudad las partes separadas por el Bósforo. Y sobre todo disfrutar de la ciudad, su gente, su locura, su carácter mediterráneo. Si todo lo anteriormente expuesto lo puedes hacer con tu familia y tus compañeros de zulo en el sufrido curso preliminar a la Beca de IDEPA te puedes considerar un puto privilegiado, como me siento yo ahora mismo. Ou yeah.
¿Qué no hacer?
Mentar la madre que parió al fundador de la patria turca, pues está prohibido por la Ley 5816 públicamente “insultar la memoria de Ataturk” a no ser que te gustan las emociones fuertes...
Ahora amigos de los blogs toca un poco de Egipto hasta la próxima salida, el planeta de los sirios (Damasco, Aleppo y Palmira, inshallá) en Semana Santa. Me quedan muchos rincones pendientes de El Cairo por ver y contaros, visita innegociable en mente es la de las cristalinas aguas de Sharm el Seikh en la península del Sinaí donde los peces de colores huyen cual Miki Rourke (aaaaactor) de su pasado, de los chapuzones de las rusas necesitadas de calor que campan a sus anchas por tal histórica península. Valle de los Reyes, Siwa y un largo etcétera he dicho Sharm el Sheikh no??.
Cuídense y sean buenos